Uncategorized

Cornudo

Asian

Cornudo
Cuando entré en la habitación, despacio, sin hacer ruido, la vi. Estaba tumbada en la cama con unas bragas negras, como de encaje, unas medias blancas y una especie de camisola abierta mostrando sus deliciosas tetas. No sabía muy bien cómo había llegado hasta allí, sólo que yo era el regalo de cumpleaños de aquel bombón que me esperaba con los ojos tapados con un antifaz de terciopelo negro.

Me acerqué, acaricié su pierna, desde la rodilla hasta el muslo, metí el dedo debajo de la goma de su braga mientras la decía: “Hola, he venido a follarte, voy a sacar a la puta que llevas dentro, ven, incorpórate” Se sentó en la cama dejando su cara muy cerca de mi entrepierna, toca le dije. Su mano se acercó a mi pantalón y empezó a sobarme la polla, que estaba ya creciendo de forma generosa. Me desabroché el botón, abrí mi pantalón y lo dejé caer, mi bóxer apenas podía contener ya mi pene que estaba necesitado de calor de perra en celo.

Como si adivinara mis pensamientos acercó su boca a mi paquete y empezó a lamerme el calzoncillo con unas formas de guarra que para sí quisieran muchas. Sus manos me arrancaron más que bajaron el calzoncillo y mis 22 centímetros de polla salieron por los aires, cogió mis huevos con la mano y me los acarició a la vez que chupó levemente la punta de mi herramienta, estaba calibrando su grosor, con las manos me recorría todo el tronco, mientras gemía levemente. “Chupa más, métetela más adentro”, así lo hizo, sin decir nada, estaba claro que aquella podía ser una buena puta sumisa.

Chupaba bien la polla, hay mujeres que no saben cómo mamar bien, pero esa sí lo hacía, la agarré la cabeza con las dos manos y empujé: “Vamos a ver zorrita, quiero que te toque el fondo de la garganta” le dio una arcada, la saqué, volví a empujarla, otra arcada, pero la experiencia me dice que en esa situación hay que insistir, a las mujeres hay que volver a follarlas la boca una y otra vez es la única forma de que se den cuenta de quién manda cuando se hace una mamada.

Cuando estaba a punto de correrme lo dejé. “Mira zorra, sé que te gusta follar, que te encanta que te metan buenas pollas por el coño, pero yo hoy quiero tu culo” Se sobresaltó, andá, pensé haciéndoseme la boca agua, igual esta zorra es virgen del culo.

La cogí, la levanté y la hice apoyarse sobre la cama con sus dos brazos, dejando un espectáculo increíble, una espalda, unas caderas y un culo, madurito, tembloroso y necesitado de novedad. El primer azote la cogió por sorpresa, luego otro y otro más, se retorcía, pero no se quejaba. Se bien que la mezcla de dolor y placer que se siente no es fácil de explicar. Seguí dándola azotes, a veces con una mano, a veces con las dos. Seguro que la debería escocer el culo porque lo tenía al rojo vivo, en medio de mis jadeos de a****l extasiado, creo que llegué a oír, me duele.

Mis manos comenzaron a jugar dentro de su coño y la penetró con mis dedos, noté cómo empezaba a excitarse más y más aún, gimió y volví a golpear su culo, gritó, esta vez de gusto, sigue, cabrón, sigue, mis dedos rozaban su clítoris y sus gemidos se fueron haciendo gritos.

Abrí sus nalgas y eché un escupitajo entre ellas, mi dedo índice se coló dentro de un agujero estrecho, muy estrecho para lo que se le venía encima. Noté cómo tuvo un orgasmo al seguir jugando los dedos de mi otra mano con su clítoris. Apunté con mi polla contra mi esfínter y apreté, la agarré con fuerza de las caderas. El primer empujón apenas abrió un poco su ano, en ese momento no había marcha atrás, otro escupitajo y nuevo empujón. Su culo empezaba a ceder a la par que sus gemidos arreciaban.

Sentí como la cabeza de mi polla había entrado en su culo, gemía, sé que eso la estaba doliendo, al principio siempre duele, pero una mujer a la que le han follado bien el culo una vez, apenas le apetece otra cosa en adelante.

Seguí apretando, notaba cómo mi polla la iba traspasando poco a poco. Oía su respiración y sus jadeos incontrolados, sus palabras entrecortadas, me duele, me duele, no sigas. Yo repliqué, cállate, eres mi puta, me encanta follarte el culo y no me gusta dejar las cosas a medias. Mi polla empezó a entrar y salir, primero muy despacio, luego un poco más rápido, mis huevos golpeaban su culo, mi pelvis golpeaba su culo mientras sus nalgas se movían al compás de los empujones.

Fueron apenas unos instantes, saqué de golpe mi polla cuando me iba a correr con un movimiento brusco, nueva oleada de sensación al hacerlo y solté mi leche caliente salpicando su culo y su espalda.

Sólo entonces fue cuando vi, cómo su marido, sin soltar la cámara de video de la mano se corría dentro de su boca en lo que estoy seguro fue la mejor mamada de su vida.

Bunlar da hoşunuza gidebilir...

Bir yanıt yazın

E-posta adresiniz yayınlanmayacak. Gerekli alanlar * ile işaretlenmişlerdir