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Todo mi cuerpo y mi mente (III)

Todo mi cuerpo y mi mente (III)
Volvemos al hotel, mañana por la mañana nos separamos y tenemos esta noche para despedirnos.

– Queda el último paso de tu sumisión, falta que te exhibas.

Te desnudas mientras pongo una silla en medio de la habitación. Te sientas y empiezo a recorrerte con una cuerda. Una pierna atada a una pata de la silla, otra en la otra. Los muslos abiertos, expuesta. Las manos atadas atrás y los ojos vendados.

Quieta, sin forcejear escuchas lo que pasa a tu alrededor. El sonido de una cremallera, un ordenador que se enciende, teclas pulsadas.

– Buenas noches chicos y chicas. Como les prometí, hoy van a ver un buen espectáculo. Se que el precio para entrar a la sala ha sido elevado para unos estudiantes, pero valdrá la pena. Tenemos a esta puta dispuesta a cumplir todas vuestras fantasías, así que pedidme lo que queráis. Una petición por persona.

Se escuchan varias voces mezcladas, aprobando mis palabras y jaleando.

– Primero un buen vistazo para que vean el material, que es de calidad.

Me levanto, cojo la cámara y me acerco. Sientes una palmada en tu pecho izquierdo y das un gritito.

– Como veis tiene unas tetas impresionantes y unos pezones durísimos.

Me pongo de rodillas. Una palmada en tu muslo izquierdo, cerca del coño. Separo tus labios.

– Su coño no se queda atrás. La muy puta lleva 3 horas follando y ya vuelve a chorrear. Mirad.

Sigo teniendo tu coño abierto y sientes que algo se apoya en la entrada. Redondo y muy ancho, sabes que es la cámara. La giro como si metiese un tornillo, se va mojando y tu coño de repente se la traga entera.

Chico1:

– Guuau, tiene el coño igual de apetecible por dentro que por fuera.

Chico2:

– Se nota que la tienes bien entrenada.

Yo:

– Esta perra es nueva y le falta mucho por aprender.

Se escuchan risas.

Chico2:

– Cuando la entrenes será la mejor zorra de todas. Espero que nos la muestres de nuevo.

Yo:

– El precio será más alto y vuestras peticiones también.

Saco la cámara de tu coño y la vuelvo a poner en su sitio para que te vean el cuerpo entero.

– Empecemos con las peticiones.

– Empecemos por ti chico1. Cual es tu petición?

– Pellízcale bien los pezones y luego ponle una pinza en cada uno.

Cojo tus tetas con las manos y pongo tus pezones entre el pulgar y el índice de cada mano. Aprieto y estiro, parece que te los voy a arrancar. Están duros, salidos y les pongo una pinza a cada uno.

– Ahora chico2, ¿cómo sigo?

– Ponle pinzas en los labios del coño.

Sientes como voy estirando tus labios y llenándolos de pinzas. 5 en cada lado. Tus labios quedan hinchados y rojos, las pinzas no tardan en estar mojadas de todo lo que sale de tu coño.

– ¿Chico3?

– Pon una pinza más, en el clítoris.

Recojo tus jugos con mis dedos y te froto el clítoris. Está sensible y te retuerces. Coloco una pinza encima, la cierro lentamente. Tu cuerpo se estremece. No se si es un orgasmo o el dolor, pero pareces disfrutarlo mucho.

¿Chica1, ,no pides nada?

– Estoy calentísima viendo a esta zorra. Dale la vuelta que le vamos el culo.

Desato tus piernas, te mueves despacio, con las pinzas aún en su sitio. Te arrodillas sobre la silla y abres tu nalgas con las manos. Es bonito ver tu culo y las pinzas en tu coño.

– Disfrutad la vista, este culo no se va a abrir hoy. Me reservo ese placer.

De repente, el ultimo chico conectado hace su petición.

– Azótale el culo a la muy puta. Se lo merece.

– 2 Azotes por persona, 10 en total. Voy a hacer algo para ahogar sus gritos.

Sientes que estoy frente tuyo, te hago abrir la boca y te meto la polla dentro.

– No me muerdas o tendrás muchos más problemas.

Con tu boca llena por mi polla te doy el primer azote. Sientes una barra fina que golpea tu nalga. El siguiente en la otra nalga. Tus gritos se ahogan y solo puedes esforzarte en no cerrar la boca. Otros dos azotes, la primera vez que te veo llorar.

Otros dos, mi polla chorrea por tu saliva incontrolada, respiras acelerada y sin control, te ahogas.

Dos más. Los dos últimos llegan seguidos y más fuertes que cualquier otro. Me retiro. Todos están boquiabiertos frente a sus pantallas.

– Ha sido un placer, nos volveremos a ver.

Respiras hondo, pero no sabías que te espera una última sorpresa. Sin aviso tiro de una cuerda ligada a todas las pinzas que saltan chascando. Gritas, te caes de la silla y quedas en el suelo, convulsionada.

Te dejo ahí y me voy a duchar.

Quedas en el suelo, llorando no tanto por la exhibición si no por el dolor. No me imaginabas sádico y no pusiste esas excepciones, no es tan bonito como parecía hasta hace unos minutos. No te ha gustado, pero te ha convertido en mi esclava.

Salgo de la ducha y te llamo.

– Alicia, es hora de secarme.

Acudes veloz, ya recuperada. Coges la toalla y me vas secando despacio.

– Ahora te ducharás, nos vestiremos y nos iremos. Es hora que vuelvas a casa. Se que es difícil para ti volver a quedar, pero recibirás mensajes míos con peticiones y las tendrás que realizar. Cada petición la responderás con una fotografía y un texto explicándome como lo hiciste.

Terminas de secarme y te metes en la ducha. Te observo desde fuera mientras acaricias tu piel con tus manos enjabonadas. Se que sigues disfrutando.

– Mastúrbate.

Tus dedos se desplazan a tu coño, te acarician el clítoris frenéticos y estallas en un gran orgasmo al poco tiempo. Mientras terminas de ducharte yo ya he recogido mis cosas. Te beso y me voy.

Te tiras en la cama, pensativa.

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